Limita los ‘snacks’
Los niños que se llenan de calorías provenientes de ‘snacks’ comen menos a la hora de las comidas formales, y usualmente, sus bocadillos no son tan nutritivos. Limita las calorías de las colaciones y ofréceles ‘snacks’ saludables como una manzana rebanada con mantequilla de maní, o vegetales que puedan sumergir en humus.
Las frutas y vegetales ofrecen muchas vitaminas y minerales, así como antioxidantes. Además de incluir algunas con en sus colaciones, haz que estas formen parte de la mitad de sus comidas.
Cuida el azúcar
El azúcar añadido llena a los niños con calorías vacías o aquellas que no ofrecen ningún valor nutricional. Presta atención a la cantidad de azúcar que contiene la comida y en cuánta están consumiendo. Idealmente, los niños no deberían consumir más de 12 gramos (3 cucharaditas) de azúcar añadido al día (el azúcar añadido es aquel que no existe de manera natural en los alimentos como fruta fresca). Esto aplica tanto para los alimentos como para las bebidas.
Evita el club del plato limpio
Muchos padres tratan de que sus hijos limpien su plato comiéndose toda la comida que hay en él. El problema es, que los niños están en sintonía con su cuerpo que les indica comer cuando tienen hambre y dejar de comer cuando están llenos. Cuando los padres los obligan a comerse todo lo que hay en su plato, les enseñan a ignorar sus indicadores del hambre, algo que potencialmente puede conducir a problemas de obesidad más tarde. Idealmente, los padres deberían comenzar sirviéndoles cantidades pequeñas de comida en sus platos, para que no sea abrumador para ellos.
Pon el ejemplo de una alimentación saludable
Una de las herramientas más saludables para hacer que los niños coman saludablemente es ponerles el ejemplo. Los niños que tienen padres que comen saludablemente tienden a crecer comiendo de una manera más sana.