Lupillo rompe el silencio sobre la verdadera relación con sus hermanos

El cantante se recupera de una lesión en la rodilla, pero lo que no sana fácilmente son las heridas causadas por el distanciamiento de la Dinastia Rivera

“Me siento un poco agotado, porque no es una recuperación fácil. Me canso, pero tenemos que dejar descansar la pierna una hora y luego darle otro ratito, con cuidado”.
Así comienza la entrevista de HOY con Lupillo Rivera, el cantante de corridos y rancheras, quien hace unas semanas tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en una rodilla, lo que causó preocupación entre sus fieles seguidores.
“Me hicieron un trasplante de tendón; me quitaron el mío y me pusieron el de un difunto. Mucha gente decía ‘no es una cirugía peligrosa’, pero yo pienso que cualquier cirugía es peligrosa. Lo más difícil es la recuperación. Voy a estar fuera seis meses; no voy a poder hacer ejercicios, correr, bailar, ni brincar en el escenario, y ahí es donde se pone difícil, porque uno está impuesto a hacer todas esas cosas y el público espera verlo”, dice el nuevo juez del reality de Telemundo “Yo me llamo”.
En medio de la recuperación, Lupillo tuvo que cumplir unas fechas en el mes de agosto, pues las 22 que tenía previstas en julio fueron suspendidas, aún cuando su público lo reclamaba.
“Estuvimos por Puebla, por el Estado de México, por el DF y nos fue bien, gracias a Dios. Aunque estoy algo cansado, al final cumplimos. Vamos a seguir haciendo las fechas con cuidado y junto con el show de ‘Yo me llamo’, pero siempre pensando en la salud”, agrega el artista, cuya terapia lo mantendrá, a pesar de todo, bastante ocupado.
“La terapia es inmediata. Se tienen que hacer 40 sesiones para quedar bien y después de los seis meses viene una recuperación normal. [Ahora] puedo caminar y hacer ejercicios, según los doctores”, comenta.
El pasado de una lesión
Aún cuando Lupillo no le ha querido aclarar a los medios las razones que lo llevaron a someterse a este trasplante, el día de nuestro encuentro decidió hacerlo.
Cuenta que de muy niño, y hasta graduarse de la preparatoria, jugó beisbol y lo hizo siempre en la posición de segunda base, como catcher. “El catcher es el que recibe la bola del pitcher y eso de estar arriba, abajo, pararse y sentarse, como que pudo haber dado los primeros indicios. Luego me metí a la onda del kickboxing cuando tenía 19 años y lo hice por cuatro años. Pero lo que me terminó de dañar fueron las pesas tan pesadas que estuve utilizando para hacer sentadillas. Es lo que creo que complicó el tendón”, cuenta.
¿Pero cuando comenzó a sentirse afectado? Lupillo dice que fue a finales del año pasado, “La primera molestia la sentí como en noviembre. Me fui de vacaciones y lo sentí más estando ahí. Y para enero ya no soportaba el dolor. Hubo muchas fechas [de concierto] a principios de año y no pudimos parar nada de eso, y ya cuando fuimos a hacernos los exámenes, el doctor nos dijo: ‘Tienes que operarte inmediatamente’”.
Desde entonces, y luego de la intervención, vemos a un Lupillo cojeando y cauteloso, ya que debe mantenerse en recuperación, al menos hasta febrero del 2013.
Paralelamente a lo de su padecimiento en la rodilla, su hermana Jenni está sufriendo algo similar, aunque es un hecho que Lupillo toma inexplicablemente con sorpresa. “La verdad no sé”, dice en tono de confusión.
Jenni le contó que el día de su cumpleaños, el pasado 2 de julio, su rodilla derecha no dio más y de un momento a otro no la pudo doblar más. El doctor le dijo que su cartílago está completamente desgastado y que necesitaba terapia y medicina. “En 1993 me operaron la rodilla, estaba destrozada. Me dolía pero no hacía caso. De niña me la debí haber lastimado jugando beisbol o karate con mis hermanos, además tengo una pierna más corta que la otra y eso también influyó”, dijo ‘La Diva de la Banda’.
Y ya que tocamos el tema de su hermana Jenni y ante el gesto de asombro de Lupillo al no estar enterado de lo que sufre su congénita, surge la interrogante de qué tan comunicados o no están ellos. Para nadie es un secreto que Lupillo vive una vida muy aislada de sus hermanos. Su residencia está ubicada en Temécula y el estar alejado de sus hermanos hace que se aferre mucho más a su familia inmediata, es decir al lado de sus hijos y sus nietos.
“Me siento muy contento y muy halagado de que mi sangre siga creciendo. No me siento más viejo, pero si feliz de que Dios me haya dado la oportunidad de ver a un nietecito y una nietecita a esta edad de 40 años y la verdad es que todavía estoy morro y voy a poder corretearlos, llevarlos a montar bicicleta, voy a pelear con mi hija y decirle que está equivocada. Son cosas divertidas porque los voy a poder mimar”, expresa con una marcada sonrisa dibujada en su rostro.
Con evidente orgullo, dice que sus nietos están “morritos”. “Una va a cumplir un año [Valeria] y el otro 11 meses [Romeo]. Valeria es muy bonita con pelo chino, bien alocado su cabello. Romeo es un amor, un chiquito le gusta sonreir mucho. Todo lo que le doy se lo come, la verdad que no batallo nada con él. Y cuando estén más grandecitos y me los pueda llevar yo solo a la tienda y decirle a mi hija, qudenese ahi ustedes ahorita vuelvo con mis nietos, pienso que sera cuando llegue la diversión y cuando sea el momento de enseñarles lo que es la vida”, comenta.
Lupillo tiene cinco hijas y un hijo, muy prolifico por cierto. “Gracias Dios y muy bendecido”, agrega entre risas.
Un hermético
sin medida
Hablar con Lupillo es simplemente muy dificil, porque se trata de una persona que guarda celosamente todo lo que tiene que ver con su entorno familiar. Sin embargo, en este camerino, donde espera a ser llamado para la sesión fotográfica del programa “Yo me llamo”, donde participará como juez, se encuentra un Lupillo tranquilo, relajado y transparente. ¿Será que hoy en día se siente así?
“Sí, a veces me siento con ganas de mostrar lo que llevo dentro. Es dificil de explicar, pero soy una persona tímida; mucha gente no me cree, pero siento una timidez que me hace cohibirme. Ahorita la manager que tengo me lo está quitando”, dice entre risas.
¿De qué manera?
No sé, creo que es la manera como me habla. A veces la gente me saluda en los aeropuertos y los restaurantes y me cohíbo. No sé por qué pasa eso, no tengo una explicación.
¿Todavía le temes a la fama?
No lo sé, no tengo explicación. ¿Cómo es tu relación familiar?
Me considero una persona que se dedica mucho a su esposa y a sus dos hijos pequeños [Lupita y El Rey Rivera], porque son los que más atención necesitan de mí. Les doy más tiempo porque tienen 8 y 4 años, y hay que encaminarlos y enseñarles las cosas. Mis otras hijas ya están grandes, ya andan con novios, y hay que dejarlas, porque ellas mismas tienen que darse cuenta de qué es la vida.
¿Eres un suegro difícil?
[Tras un suspiro] Pienso que como cualquier padre, busco la tranquilidad de mi hijo o hija, y si esa otra persona le está dando tranquilidad, ahí viene la felicidad. Y siendo feliz la persona se pueden lograr muchas cosas en la vida.
Y tú, ¿ eres un hombre feliz?
Yo sí. He sido uno persona feliz toda la vida, una persona normal que tiene sus altas y sus bajas. No me considero mejor que nadie en el mundo. Todos tenemos nuestro talento y hay que respetar el de los demás, sobre todo el de las personas que saben más que yo.
¿Por qué se comenta que existe una mala relación con tus hermanos? ¿Por qué nunca estás presente en los momentos importantes de la famila?
[Luego de un marcado silencio] En nuestra familia todos tenemos un talento. Gracias a Dios, a mí me tocó primero ser reconocido como artista y como quien dice abrirle puertas a los otros. Y existe ahí el que el hermano que no es exitoso o la hermana que no es exitosa le pide al hermano exitoso que lo haga exitoso. El primer hermano no tiene una varita mágica que diga ‘tú vas a ser el siguiente’ o a los promotores [no les puedo decir] ‘yo no canto si no traes a mi hermano, mi hermana, mi papá, mi caballo, mi perro o mi gato’. Y ahí empezó a existir eso.
¿Lo de la rivalidad?
Mira, a mí me duele mucho eso, y siempre me ha dolido y lastimado porque yo no tengo la culpa de haber sido el primero. Yo le doy gracias a Dios por la bendición y por el don que me dió de haber sido el primero, pero hasta ahí. Cada quien tiene que tener su talento y sus ganas.
¿Para tí ellos no son artistas?
Cada quien tiene que tener su talento y tiene que tener sus ganas. Cada quien tiene que saber escoger su material y cada quien debe tener que cantar a su estilo y a su manera.
¿Quieres decir que ellos
te pidieron apoyo para llegar y tú no se los pudiste dar?

Se los dimos hasta cierto punto, pero como te lo digo, ni con todo el dinero del mundo puedes hacer que una persona se haga artista, ni con todos los contactos del mundo. El artista no se hace, el artista nace.
A parte de ti, ¿quién más nació para artista en la familia?
Yo siempre pensé que Jenni iba a ser muy fuerte. Ella desde muy pequeña cantaba, y siempre pensé que lo haría.
¿Qué pasa con tus hermanos Juan y Gustavo?
Eh… [tras un silencio] Los artistas se definen con lo que crecen escuchando . Gustavo creció escuchando balada y pienso que debió haber grabado ese género. Yo no crecí escuchando a Los Bukis, sino a Vicente Fernández y Solís, y por eso siento esa música. De mi hermano Juan no tengo nada que decir, lo ha intentado en todo. La vida simplemente te dice qué debes hacer y qué no. Ahí no tienen culpa tus hermanos famosos. Ahí tienes que sentarte con Dios y hablar de tu destino.
¿Hablas con Juan sobre lo profesional?
La posición mía es muy difícil. No le puedo dar un buen consejo y decirle: ‘Mejor retírate de esto y métete a esto’, porque para él puede parecer que lo que no quiero es que tome mi lugar. Y ahí surge la controversia.
Yo quisiera que todos fueran famosos para yo descansar y que me presten feria ellos a mí. No he sido envidioso con ninguna persona en el mundo. Siempre me he tenido confianza en mi mismo. Si hubiera sido contratista, yo hubiera tenido mucha confianza.
¿Hay distanciamiento entre tú y tu hermana Jenni?
Manejamos de manera muy diferente nuestras carreras y nuestras ideas de la música. Yo quiero ser artista por muchos años. A mí no me interesa ser actor. Ella quiere ser empresaria y también es válido; la felicito por eso. Y ahí está la diferencia.
¿Y a nivel personal?
Nos llevamos bien, pero cuando nos vemos, porque pasan meses y a veces no nos vemos. Ella vive en Encino y yo Temécula, vivimos retirados , pero las llamadas por teléfono son importantes.

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