4 reglas online tras una ruptura amorosa

1. Bloquéale en Facebook
“Pepe Gómez (tu ex) y Vanesa Menéndez (una rubia imponente) ahora son amigos”. “Pepe asistirá a la fiesta de la camiseta mojada en la discoteca Neptuno”. “Pepe ha añadido una nueva foto a su muro” (y en ella sale agarrado a dos beldades de 90-60-90). Acéptalo: a tu ex no le está costando nada rehacer su vida tras vuestra ruptura amorosa. Y a ti, que debes de ser masoca, no te cuesta nada regodearte en tu propia miseria y pasarte el día (y parte de la noche) entrando y saliendo de su Facebook. Y cada uno de sus posts es como una espinita que se clava en tu corazón. La doctora MacDougall dice que “en estos casos se genera una adicción morbosa a saber lo que hace el otro, la imaginación se dispara y cualquier señal que él lance, por insignificante que sea, se tiende a sacar de quicio. Es como una droga: sabes que es mala para ti pero no puedes evitar tomarla”.
CONSEJO: Bloquea la amistad de tu ex en el Facebook o, si no quieres ser tan radical, redefine la privacidad de tu muro para no ver sus mensajes. Si no, te acabarás volviendo locuela.

2.Ni le llames ni le escribas SMS
Te lo estás pasando en grande en una fiesta maravillosa, llena de gente guapa. Y bebes y bailas y ríes. Pero… la última copa te pega fuerte y tu alegría se transforma en un bajón. Sales a la terraza y empuñas el móvil. Buscas “Pepito” en tu agenda de contactos y estás a punto de cometer un craso error: darle un telefonazo a tu ex o, peor aún, enviarle un SMS. La psicóloga dice que “llamarle borracha es secillamente patético, y es algo que deberías evitar a toda costa, pero el SMS puede ser aún peor”. Porque el mensaje es un texto que se queda ahí, en su móvil y él puede guardarlo para enseñarlo a sus amigotes o a su nueva amante o a quien sea: “Buah, mira lo que me pone la pesada de mi ex, sigue loquita por mí”. Y si te humilla con una respuesta cortante o pasa de contestarte, tú te derrumbarás y te hundirás aún más en la miseria.
CONSEJO: Para evitar tentaciones, sustituye “Pepito” por “No llamar” en tu agenda. Y si es él quien llama, trátale con respeto, pero con frialdad.

3. Cuidadito con lo que dices en Internet
¡Enhorabuena! Gracias a nuestras dos primeras reglas tras una ruptura amorosa estás recuperando la autoestima, la ilusión y hasta la libido. Pero… ¿qué estás posteando en tu Twitter? “¡Yujuuu! ¡Esta noche me voy de marcha con los bomberos!”. ¿Y en tu Flickr? “Este tío bueno se llama Manolón y le conocí en un fiestón”. “Paula ha añadido una nueva foto” (y sales comiéndote los morros con un portero de discoteca). Borra eso, anda… Ya sabemos que quieres demostrarle a tu ex que tu vida sin él es maravillosa pero, chica, sé un poco más discreta porque, como dice nuestra psicóloga, “estos mensajes te ponen en evidencia y pueden dar lugar a equívocos: no es una actitud sana, sino otra manera de seguir enganchada a tu ex novio”.
CONSEJO: Hasta que superes lo vuestro, pon tu ordenador en cuarentena. Es mejor desaparecer que hacer el adefesio: el misterio siempre es más cool que el exhibicionismo.

4.Échate a la calle
Desengáñate: acabas de perder a la que creías que era tu media naranja y lo peor que puedes hacer es quedarte en casa mirando el techo, saqueando la nevera y dejándote los ojos en Internet. ¿Que no puedes evitar pensar en tu novio, le echas de menos y quieres verle aunque te duela? Pues queda con él, a ver qué pasa: “Si aún tienes algo que decirle, es mejor que lo hagas frente a frente que seguir mareando la perdiz por las redes sociales, porque Internet no es una forma saludable de comunicación”, apunta la psicóloga. Así que no te cortes, sácate la espina si es lo que quieres, comprueba por enésima vez que ya no hay química y que lo vuestro es historia. Y, después, llama a una amiga y échate a la calle para pasearte con ella, ir de compras o ahogar vuestras penas en gin tonics.
CONSEJO: Si no logras superarlo por las buenas, toma medidas drásticas: visita a un psicólogo, hazte un buen viaje, cambia de casa o, mejor aún, líate con algún tío que te mole. Porque, como dice el refrán, un clavo quita otro clavo.

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