MÉXICO, D.F., diciembre 29 (EL UNIVERSAL).- Cada vez es mayor el número de jovencitas que se acercan a consultorios de cirujanos estéticos —no siempre avalados por la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva— para solicitar implantes de senos. Ellas, ya no piden la tradicional fiesta de 15 años o un viaje sino precisamente, y a cambio, una mamoplastia.
Algunas de ellas lo hacen a escondidas, pero lo mayoría son respaldadas por sus padres, quienes les otorgan la cirugía como si fuera un regalo, sin conocer o sin importarles los riesgos que conlleva.
Así lo explica la cirujana plástica María del Pilar Rivera, adscrita a Cirugía Plástica y Reconstructiva del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
En cuanto a los Poly Implant Prothese (PIP), afirma que sí los conoció, pero que al tocarlos y al analizarlos le pareció que no tenían una buena calidad.
Agrega que fue advertida por la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva sobre los riesgos de usarlos, por lo que no hizo implantes con ellos.
Este miércoles, EL UNIVERSAL buscó nuevamente la versión de Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), pero Comunicación Social dijo que el jueves emitiría una postura.
La cirujana cuenta que una de sus pacientes, menor de edad, le pidió que le practicara un aumento de senos, pero específicamente con incisión periareolar (a través del pezón).
Agrega que por lo regular las jovencitas prefieren esta técnica quirúrgica para así disimular al máximo las cicatrices, cosa que no ocurre con la inframamaria. En muchos de los casos, el riesgo de perder la posibilidad de amamantar a un bebé en el futuro no les importa.
La doctora explicó a su paciente que este tipo de incisiones o cortes vía periareolar (o en el pezón, para desde ahí implantar la prótesis) pudieran originar dificultades de lactancia al tener que atravesar la glándula mamaria.
Además, explicó a la paciente que a esa edad, las mujeres todavía están en pleno desarrollo y no se sabe hasta cuándo ni cuánto van a desarrollar su busto, por lo que recomendaba esperar hasta los 18 años.
Le dijo también que una excepción podrían ser aquellas pacientes que no desarrollaron sus senos y son completamente planas debido al síndrome de Poland (o ausencia del músculo pectoral mayor).
Ante el tema de la lactancia, la paciente replicó que no era su intención amamantar en un futuro a un hijo, sino por hoy quedar “hermosa y sin cicatrices”. Añadió que sus padres no estaban enterados de su deseo de intervenirse quirúrgicamente, por lo que le pedía a la doctora su “apoyo” para que la interviniera en fin de semana. Ella diría que saldría de viaje.
La doctora Rivera rechazó la petición, y advirtió a la menor de los serios riesgos que podría enfrentar al intervenirse con aquellas personas que hacen prácticas clandestinas. Las mujeres deben acudir con cirujanos certificados por la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.
“La competencia entre mujeres, la obligación de una imagen acorde al mercado de consumo y hasta la necesidad de sentirse atractivas son tendencias cada vez más frecuentes entre las solicitantes de mamoplastias”, dice la doctora.
La especialista ha recibido a varias pacientes con complicaciones por el uso de los modelantes, que aplican seudo médicos, esteticistas, cosmeatras, y/o “charlatanes”, que inyectan en el seno desde agua, aceite de cocina, aceite de bebé, guayacol, mentol, eucalipto, bajo el argumento de que por ser productos naturales estarán a salvo.
“Pero a lo largo de 5 o 10 años las manifestaciones comienzan a presentarse en el cuerpo con consecuencias graves. Con el tiempo desarrollan enfermedades poli-adyuvantes, lo cual es catastrófico”, explica.