El diario ABC de Madrid publica: “Tener pareja nos hace engordar de seis a siete kilos”, y sentencia: “Un estudio señala que asumir un compromiso estable provoca un cambio de hábitos de vida.”
El mencionado estudio es de la Universidad de Queensland, Australia, e indica que el aumento de peso se debe “al compromiso que asume la persona hacia su pareja, que provoca la desatención de su físico”.
Para el estudio, los investigadores hicieron un seguimiento, durante diez años, en las variaciones de peso de 6.000 mujeres, casadas y solteras, y se encontraron con que todas
subieron de peso: las que tuvieron hijos ganaron, durante ese tiempo, diez kilos en promedio, y las casadas que no se embarazaron subieron cerca de siete kilos, mientras que aquellas que no tuvieron ni pareja ni hijos, subieron cinco kilos. (¿Cómo es esto? ¿Si sigo soltera también engordaré?)
Los investigadores recomiedan acostumbrarse a realizar actividades físicas o a la práctica de algún deporte en pareja, además de llevar una alimentación saludable en conjunto.
Me parece que lo que engorda no es el hecho de tener pareja sino la sensación, no del todo cierta, de conquista consumada, o sea, “Como ya te tengo ni me gasto en verme bien”.