SANTIAGO, Chile (AP) — Seis ex tenientes —cinco del ejército y uno de la policía— fueron detenidos en una cárcel especial para violadores de derechos humanos y acusados de ser autores o cómplices del asesinato del folclorista Víctor Jara, asesinado en 1973 por ser partidario del presidente Salvador Allende, informó el jueves el juez Miguel Vásquez.
Vásquez dijo que los dos últimos ex oficiales se entregaron a la justicia el jueves y que luego de notificarlos del encausamiento, ordenó su traslado al penal Cordillera, ubicado en el interior de un regimiento del ejército en Peñalolén, comuna de la precordillera de Santiago.
Los otros cuatro se entregaron el miércoles, luego de enterarse el viernes de su procesamiento. Un séptimo ex oficial fue visitado por una ministra de fe del tribunal en el hogar de ancianos donde está internado.
El último, el teniente retirado Pedro Barrientos Núñez, reside desde la década de 1990 en Estados Unidos, país del cual es actualmente ciudadano. El juez declaró que afina los detalles para pedir su extradición.
Hasta el miércoles, el único procesado por el asesinato de Jara era el ex conscripto José Paredes Márquez, quien hace tres años aseguró en una entrevista con The Associated Press que era inocente, y nombró como responsables a al menos dos de los ex tenientes encausados en enero.
Jara fue detenido junto con más de 3.000 personas en la entonces Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago, un día después del golpe militar que el 11 de septiembre de 1973 derrocó a Allende, quien se suicidó en el palacio de La Moneda para no caer en manos de los golpistas que instauraron la dictadura presidida por el general Augusto Pinochet.
El popular intérprete de “Te recuerdo Amanda” y “La plegaria de un labrador”, al igual que otros funcionarios públicos, fue reconocido por los militares y conducido a los camarines ubicados en el subterráneo del estadio, donde se torturaba cruelmente a los detenidos, según testimonios de centenares de sobrevivientes.
Jara fue asesinado el 16 de septiembre y sus restos fueron botados lejos del estadio, en las cercanías de uno de los principales cementerios de Santiago.
Su cuerpo acribillado por 44 balazos fue llevado hasta la morgue de la ciudad, donde un trabajador lo reconoció y avisó a su viuda, la bailarina británica Joan Turner, quien en medio de la clandestinidad pudo rescatarlo y enterrarlo no muy lejos, en el Cementerio General de Santiago. Si el trabajador no se hubiese arriesgado para avisarle a Turner, Jara habría sido casi con certeza uno de los más de 1.200 desaparecidos de la dictadura de 1973-1990.
El régimen liderado por Pinochet dejó poco más de 40.000 víctimas entre asesinados, desaparecidos, torturados y encarcelados.
Associated Press
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