Además de su legado musical, Joan Sebastian dejó un gran vacío en el corazón de la gente que lo conocía, así como en el de cada uno de sus fans, quienes, lograron encariñarse del intérprete gracias a que siempre se mostró tal cual era.
A un año de su muerte, recordamos las lecciones que “El Rey del Jaripeo” nos ha dejado, no sólo por sus canciones, sino por la forma en la que vivió su vida.
Enfrentar todo con fortaleza
Joan no la tuvo fácil, y aunque profesionalmente tuvo muchos logros, estos siempre estuvieron por debajo del dolor que llevaba en su corazón luego de perder a dos de sus hijos, Sebastián y Trigo, quienes fueron asesinados en diferentes momentos.
Ante ambos hechos, el cantante logró levantarse y continuar su vida con gran entereza, algo que siempre se le admiró.
Nunca rendirse
Además de la pérdida de sus dos hijos, “El Poeta del Pueblo” tuvo que pelear durante 16 años contra el cáncer de huesos que le fue diagnosticado. A pesar de que los doctores no le daban muchas esperanzas, él trató de todo y logró detener la enfermedad en cuatro ocasiones.
Incluso durante sus últimos días, Joan prefirió trabajar en el estudio que tenía en su rancho en Teacalco antes que permanecer en cama, en donde sólo se quedó cuando ya no tuvo fuerzas.
No perder el piso
Sin importar que fuera considerado uno de los compositores más importantes del género o del éxito y ganancias que le significaron sus canciones, Joan siempre fue humilde y la gente que vivió en su natal Juliantla sólo puede contar anécdotas buenas de él y de la forma en la que ayudó a su pueblo.
Ahí es en donde está sepultado y el día que fue llevado al cementerio, cientos de lugareños lo recibieron interpretando sus temas y aplaudiendo a su ídolo.
Hay que dejar testamento
Ok, éste fue un error, pero también nos deja una enseñanza. Por alguna razón, el cantautor decidió no realizar testamento, lo que le ha traído varios dolores de cabeza a sus hijos, sobre todo a José Manuel Figueroa, quien ha tenido que encargarse de todos los asuntos legales.
Debido a que las hermanas del intérprete pedían parte de la herencia, un juez tuvo que tomar cartas en el asunto y al final, nombrar a un albacea para repartir los bienes entre los herederos más cercanos, es decir, sus seis hijos y su última mujer, Alina.