Desde muy temprano comienza el flujo de carros que buscan estacionamiento en la nueva sección del malecón porteño, en la Playa Municipal. La familia Manrique llegó a las 9:00, con la camioneta cargada de sombrillas y botanas.
“Llegamos tempranito para alcanzar una palapa y que el sol no nos agarre en despoblado”, contó muy alegre Mary, la mamá. Así como ellos, cientos de personas van llegando, buscando el mejor lugar para tender sus toallas.
Conforme avanza el mediodía y se siente el calor, los 22 grados centígrados empujan a los vacacionistas al mar, que a diferencia de días anteriores, ha calmado sus aguas y ofrece olas más tranquilas.
Luis y Roberto Martínez no han querido salir del agua desde que llegaron a las 11:00 horas, sus padres los vigilan desde la orilla, llamándolos de vez en cuando para que se acerquen a comer algo.
Desde la torre de salvavidas, los voluntarios también vigilan a los bañistas, cuidando que no se alejen hacia aguas muy profundas, y atentos a las señales de auxilio que pudieran aparecer a lo lejos.
Atentos también a la seguridad de los ciudadanos se encuentran los patrulleros que, circulando en motonetas, recorren la avenida para cerciorarse de que todo transcurra con calma y sin incidentes.
No sólo en la arena hay diversión, pues los paseantes que van por el malecón también disfrutan del clima y de la vista al mar. Se ven familias completas en bicicletas, patines y hasta paseando a sus mascotas.
Fernando Acosta es de Mazatlán y está de vacaciones. Salió a pasear en patines con sus primos, también sobre ruedas.
Gracias a la nueva etapa del malecón de la ciudad y a la rehabilitación de la Playa Municipal, el sol, la brisa y el mar son ahora los protagonistas durante la semana.