El equinoccio es un fenómeno astronómico en el cual la Tierra es iluminada por el Sol de igual manera en el hemisferio norte y en el sur, los días tienen una igual duración a la de las noches, en todos los lugares de la Tierra. Ocurre dos veces por año, el 20 o 21 de marzo, y el 22 o 23 de septiembre de cada año. Este año será en el 21 de marzo, y en el hemisferio norte, marcará el inicio de la primavera.
Después del frío y las largas noches del invierno, llega la estación de florecimiento, alegría y felicidad, los días comienzan a extenderse, nos vemos invadidos por el optimismo y las ganas de vivir. La primavera invita a comenzar de nuevo y a disfrutar de su energía renovadora y celebrar su llegada puede convertir a la estación de las flores en un período de bendiciones, progreso y bienestar general.
La Primavera estimula a las personas, algunas en mayor medida, otras no tanto, el deseo de hacer cosas diferentes, de cortar con la rutina diaria, de tener mayor libertad personal, de hacer nuevas amistades, y disfrutar del amor .
En la antigüedad, los rituales de culto primaverales, eran aquellos que representaban a la estación del nacimiento, la fecundidad, y la resurrección, es decir, focalizados en la vegetación, el agua, el sol, presente este último simbólicamente en hogueras y luminarias. Los distintos pueblos se dedicaban a celebrar el retorno de los pájaros, la fertilidad de la tierra y el florecimiento de las plantas.
Te proponemos festejar la llegada de la primavera con un ritual de apertura para que realices el 21 de marzo, para que la buena fortuna y el amor te acompañen, de la misma manera que los pájaros y las flores, acompañan el regreso de la nueva estación.
Es muy sencillo, y consistirá en un baño de inmersión, que alejará junto con el frío invernal, las vibraciones negativas que se acumulan en tu cuerpo, mente y espíritu. Es ideal llevar a cabo la limpieza bien temprano por la mañana.
Llena la bañera con agua caliente, o tibia, la temperatura que consideres cómoda para permanecer en la bañera por unos 20 minutos. Añade al agua una cuchara de miel, mezclada con alguna esencia de baño de tu preferencia; por ejemplo puede ser pino, eucalipto, enebro, etc. O, si lo deseas, unas flores de lavanda secas. Agrega a esta preparación tres pétalos de rosas blancas o rosadas. Ya está el baño listo para que te sumerjas en él.
Relájate, con los ojos cerrados, y repite tres veces la siguiente intención: “Primavera, Primavera, aleja de mí el frío y la tristeza, hazme renacer como las flores y las aves que alegran nuestros días”.
Una vez que hayas terminado con este baño purificador, debes secarte dándote golpecitos, no frotando, y luego vestirte con ropa de colores claros, para disponerte a realizar la última parte del ritual. Para esto, necesitarás tres rosas rojas, un recipiente con agua fresca, tres trozos de papel blanco y un lápiz.
Escribe en cada papel, un deseo que quieras ver cumplido durante la primavera. Piensa que tienes tres meses de plazo, de modo que pide algo que se pueda cumplir durante ese lapso. Una vez escritas tus peticiones, enrolla cada una en cada tallo de rosa, y colócalas en el floreo con agua fresca. Llegó el momento de pedir, que tus deseos se cumplan: “Amable espíritu de la primavera, que mis deseos se cumplan si es para mí crecimiento espiritual, si es por mi bien y el bien de quienes me rodean”.
Deja las rosas en el florero durante siete días. Al octavo día quítalas, tíralas a la basura junto con los papeles y con el agua del recipiente riega alguna planta. Si no tienes, tira el agua por la caería.
Solo restará ahora abrir el corazón para que el renacimiento de la naturaleza te llene de buena energía. Listo para comenzar de nuevo y disfrutar de todo lo bueno por venir.